EXPOSICIÓN PROVINCIALES
Para transmitir claramente esta exposición, es necesario comenzar a explicar desde un principio el proyecto de pistas provinciales; en primer lugar cabe señalar, que dicho proyecto no surge desde una iniciativa de la provincia, sino que nace en la gestión iniciada desde la comunidad de Villa La Angostura hace ya casi 25 años, durante los cuales, gobierno tras gobierno, se bregó ante las autoridades provinciales y nacionales para lograr la cesión de las tierras, con el fin de concretar un desarrollo integral del esquí en el Cerro Bayo.
Esto merece destacarse por dos razones: La primera, es remarcar aún en estos días, el acompañamiento casi absoluto de la comunidad al desarrollo de otro centro de esquí que permita ampliar y complementar la oferta en pistas y servicios, respecto de lo que actualmente se dispone.
La otra cuestión, es comprender que la provincia no desarrolló un proyecto y presentó ante las autoridades nacionales el pedido de cesión de tierras desde un enfoque propio, sino que lo hizo para satisfacer una demanda local, dado que (debido a la legislación) la municipalidad no tiene atribuciones para realizar este tipo de gestiones en forma directa ante la nación; o sea: es en función de esta circunstancia que la provincia acompaña al planteo de la localidad y colabora incluso poniendo a los organismos técnicos necesarios para desarrollar el proyecto “Desarrollo Integral del Centro de Esquí Cerro Bayo”, concluido en 1985, el cual se realizó contando con la sastisfacción de la comunidad y con el acompañamiento y apoyatura de la gestión municipal; todo esto termina derivando en la sanción de las leyes de cesión de las tierras, números 23.290 y 25.553.
Esa cuestión es central, pues así observamos que el desarrollo de las pistas de esquí provinciales no es un ofrecimiento que la provincia trae, sino que es un propósito propio del municipio, debiendo la provincia acompañar y actuar en función de la demanda local.
Ese fue el origen de la tierra que recibe la provincia, que no transfiere al municipio y sobre la cual llama luego a licitación incorporándose componentes totalmente contrapuestos con el planeamiento local, como lo es la urbanización de la banda bosque. Aquí vale hacer un “mea culpa” por el silencio de las autoridades municipales que han acompañado este proceso. Por esto es que hoy se discute una propuesta en la que además de 3 hoteles, 1 spa, centro de convenciones, centro de estudios, pista de esquí sobre hielo, estadio polideportivo, clínica con quirófano, dependencias de apoyo y 340 departamentos; pretende además construir 90 volúmenes (casas) donde sólo se podrían construir 6.
Esto termina actuando como detonante y hoy, la comunidad, en lugar de estar celebrando la cristalización de un viejo anhelo, debe ponerse de pié frente al peligro que significan el sobredimensionamiento urbanístico y las consecuencias socioeconómicas y ambientales de este proyecto.
Llegado a este punto, puede distinguirse que la cuestión ya no pasa por decidir si respetamos o no la banda bosque, igualmente, viene al caso conocer que esta no se estableció caprichosamente, sino que responde a los resultados de la consultoría “Propuesta de Alternativas de Gestión Urbanística de Villa La Angostura”, realizada a solicitud de la Municipalidad, quien la financió junto al Consejo Federal de Inversiones (C.F.I.). Para todo ese área se impusieron importantes restricciones, no para proteger al bosque exclusivamente, sino con un fin mayor, como lo es proteger al suelo con importantes pendientes en el faldeo de los cerros, atento a la fragilidad característica de los mismos debido a su composición; con el objetivo final de: Salvaguardar la seguridad de personas y bienes en las zonas bajas. Proteger la fisonomía boscosa de los faldeos como elemento paisajístico de alto valor. Y la calidad ambiental.
El tema central pasa por comprender que no permitir las intervenciones urbanísticas en los faldeos de los cerros, es un tema fundamental que excede a la cuestión ambiental de si tocamos o no tocamos el bosque; es necesario que se comprenda que la protección de la banda bosque, equivale a preservar la integridad y bienes de las personas que viven bajo la cota 850 msnm. Esto alcanza nada más ni nada menos que prácticamente a todos los barrios y áreas habitadas de nuestra localidad.
Este proyecto en particular (por su ubicación sobre el faldeo Este del Cerro Bayo), da la oportunidad de desentendernos y mirar para otro lado, ya que no será visto desde ningún lugar habitado hoy y sólo representa graves riesgos únicamente para los habitantes de Puerto Manzano. ¿Pero y mañana? O dentro de algunos años, cuando estemos como hoy padeciendo los efectos del fracaso de otra temporada. ¿Qué actitud tomaremos ante otro proyecto varias veces millonario que proponga realizar alguna urbanización o mega emprendimiento, pero sobre el faldeo Oeste, el que afecta directamente al área céntrica y a las zonas más densamente pobladas. ¿Lo aceptaremos. La respuesta anticipada es que para ese momento, la actitud no podrá ser otra que la que tomemos hoy; puesto que si hoy permitimos que se desarrolle el proyecto que cuestionamos, tal como está presentado, habremos con esto eliminado las reglas que hoy protegen nuestra seguridad, nuestros bienes y por si esto fuese poco, también protegen nuestro desarrollo sustentable, o sea, nuestro futuro.
Lo expuesto hasta aquí, debería ser argumento suficiente para que nuestra comunidad rechace este proyecto, pero igualmente vale la pena comentar algunos aspectos que servirán para comprender más acabadamente el desmedido impacto ambiental que ocasionará y los riesgos que se correrán.
Toda la faz urbanística de este proyecto se desarrollará sobre una superficie aproximada de 150 Ha, entre la cota 1.050 y 1.450 msnm. Allí el suelo presenta una pendiente media de casi 30°. Ese suelo está cubierto por un denso bosque de Coihues y Lengas; un relevamiento realizado sobre la cota 1.100 msnm, arrojó una densidad media de 500 árboles por hectárea, con una altura media de 40 m y un diámetro de 50 cm (dap); el suelo no es rocoso, por el contrario, es de una alta fragilidad, compuesto por arenas volcánicas cubierta por una delgada capa de humus; la estabilidad de este suelo depende exclusivamente de la cubierta vegetal, que lo protege de los fuertes vientos en altura y de las intensas precipitaciones que, en esta localidad rondan los 2.000 mm anuales, registrándose días de mas de 100 mm. Como se puede evaluar, las condiciones para realizar cualquier obra, por mínima que fuese, son extremadamente delicadas.
Bajo tales condiciones, no hay que ser un experto para imaginar los daños ambientales que ocurrirán y los daños materiales que muy probablemente se causará a los habitantes y propietarios que se encuentran en la parte baja de la cuenca, a 500 m de desnivel.
El proyecto, excluidos los medios de elevación y la infraestructura de servicios para funcionamiento de estos, propone la ejecución de las edificaciones antes mencionadas (de acuerdo a lo expuesto por quiénes representan a Cerro Bayo, son al menos 100 edificios de entre 200 y 6.000 m2 por unidad), estas construcciones estarán diseminadas en el bosque. Esto es 100 edificaciones distribuidas en tan sólo 150 Ha. a las que necesariamente habrá que llegar con caminos vehiculares que debido a las pronunciadas pendientes y la fragilidad del suelo se extenderán en travesía por varios miles de metros. El desmonte que todo esto supone, es casi total. ¿Podemos pensar que nada grave ocurrirá?
Por si fuese poco, queda por considerar la contaminación del agua. Cualquier pequeña falla en algunos de los sistemas de tratamiento, producirá la contaminación del agua del Río Bonito; esto podría provocar serias alteraciones a la fauna ictícola que habita y utiliza este río para reproducirse. Pero esto no sería lo peor, lo grave es que las aguas contaminadas pasarán directamente al consumo domiciliario del vecindario de Puerto Manzano, dado que el bombeo de agua para servir a todo ese barrio está instalado sobre el Río Bonito.
Hay que agregar aún al despropósito que significa desarrollar semejante urbanización, en alturas superiores a los 1.100 msnm, en medio de un bosque con un dosel de 40 m de altura y en suelos con pendientes medias de 30°, que estará ubicado en una zona caracterizada con mayor índice de riesgo ante la ocurrencia de incendios de interfase, esto se desprende de la “Guía Para la Prevención de Incendios de Interfase, elaborada luego de un año de investigación en Villa La Angostura por expertos del Servicio Forestal de British Columbia, Canadá. Hoy casi todas las personas tienen una noción de las enormes pérdidas materiales y humanas que los incendios forestales pueden provocar. Esta urbanización debido a las características topográficas del lugar, la masa boscosa circundante y los vientos predominantes, quedará irremediablemente expuesta a consecuencias incalculables.
Amigos, yo creo que si no tomamos hoy una actitud decidida y exigimos el replanteo de este proyecto, es hoy el principio del fin.
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